TCG | Talent CampusGuadalajara
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La obra de Werner Herzog
(Munich, 1942) es uno de los
raros trabajos fílmicos que aún
resiste la vorágine, el exceso de
imágenes del mundo moder-
no. Autor singular que evita la
televisión y la publicidad como
formas de vida, encuentra en la oscuridadde una sala de cine – espacio compar-
tido y, al mismo tiempo, íntimo – “un lugar para el consuelo”, “para rescatar las
imágenes puras que aún quedan”. Estas palabras del director alemán muestran
la importancia que otorga a la vivencia del cine como imaginario común, como
sueños e ilusiones colectivas. Pocas historias faltan por aparecer en la lista de
hazañas de este cineasta; historias que van, desde cruzar un barco por unamon-
taña (Fitzcarraldo, 1982), “filmar el Apocalipsis” usando imágenes de los pozos
petroleros en llamas de Kuwait durante la primera guerra de Irak (Lecciones de
oscuridad, 1992), hacer un remake de la cinta de vampirosmás famosa de la his-
toria (Nosferatu, 1979), hipnotizar a todos los actores de una película para crear
Werner
Herzog
una sensación de extraño letargo en susmovimientos (Corazón de cristal, 1976),
hasta captar los espejismos del desierto del Sahara en la época más calurosa
del año (FataMorgana, 1970). Estas anécdotas, que imprimen un sello particular
a sus películas, son sólo la base física del trabajo de un autor que provoca la
revelación de lo inefable a partir de llevar el acto de filmar al límite. Esta bús-
queda de la frontera es el estrecho territorio donde se muestran, también, los
límites de la condición humana. En el trabajode esteprolíficodirector – cerca de
cincuenta y cinco títulos en sesenta y nueve años de vida –, encontramos el uso
del documental o de la ficción de forma indistinta comomanera de acercarse, y
acercarnos, al éxtasis, a la locura, a la fragilidad del espíritu de los hombres. Su
trabajo evita todas las etiquetas que la teoría ha intentado colgarle; el romanti-
cismo, el expresionismo, el nuevo cine alemán, son clasificaciones que explican
sólo parcialmente su quehacer cinematográfico y acaban por diluirse. La única
forma de entender y explicar el amplio universo de símbolos, paisajes interiores
y personajes delirantes de este autor es enfrentarlo, uno a uno, en su terreno: la
gran pantalla.
