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Sólo es música

Sólo es música

Hay películas que demandan una discusión al interior de sus límites, otras dialogan constantemente con elementos externos. A este segundo grupo pertenece Black is beltza.

Desde el título, el largometraje de animación del músico y realizador vasco Fermín Muguruza nos declara su discurso político y musical. A la memoria vienen el Black power de las Panteras Negras o la canción de la banda española Los bravos, Black is black. Por consiguiente, nos situamos en una década caracterizada por el impulso de la juventud, por el deseo de la revolución sociocultural, nos situamos en los años sesenta.

De una fotografía surge la línea narrativa. Por la Quinta Avenida de Nueva York desfila la comparsa de Pamplona sin sus gigantes negros a casusa del racismo de las autoridades norteamericanas. Muguruza toma esta anécdota y escribe el viaje de Manex, que hila el encuentro de éste con la policía franquista y su travesía de espionaje para apoyar a la división de Inteligencia Cubana en el rescate de un miembro de los Black Panthers. El argumento da la oportunidad de situar al protagonista en diferentes lugares y tiempos. Demostrando su formación en la música, Muguruza utiliza dicho recurso como localizador geopolítico, lo que aporta variedad y dinamismo a la historia. No obstante, esta multiculturalidad aterrizada sonoramente no tiene la misma solidez en el desarrollo argumental. El collage auditivo no se traspasa acertadamente en la historia, el filme resulta un compilado de información cultural e histórica que sobrepasa al espectador. Ciudades y personajes se vuelven una infografía en vez de aportar dramáticamente. El paso de Manex por México se asemeje más a una viñeta escolar que retrata el México turístico que a una secuencia narrativa. Las fotografías de Manex, ilustraciones en blanco y negro ejecutadas por el estudio Nueveojos, constatan que la ficción siempre estuvo sujeta a la realidad.

Derivada de la novela gráfica del mismo nombre, la película mantiene su estética de ilustración; su fuerza sigue en la imagen fija y no en movimiento. A diferencia de otras películas de animación nacidas de un medio gráfico, que apostaron por una desplazamiento natural o particular, Muguruza pone el acento en su discurso de unión y resistencia mas no en la acción o expresividad de sus personajes, puesto que sus problemáticas y las de la trama son sociales y no personales.
En todo momento se percibe la línea política del director que ha sido siempre parte de sus diversas producciones audiovisuales. Da la impresión de que Muguruza tiene la necesidad de compartir el mismo mensaje desde diferentes aristas, lo ha expresado a lo largo de su carrera y ahora visualmente lo muestra en su película: el punto de unión entre los pueblos es la lucha por la dignidad y su lenguaje universal ha sido la música, en ella crece y se difunde una red fraternal combativa, que para oídos en resistencia se vuelve estandarte ideológico y para otros una mercancía sin relevancia.

Denise Roldán

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