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Amor a tientas, conquistas y tropiezos de un filme


Rubens Riol
Yo quiero volver solo (2014), ópera prima del director brasileño Daniel Ribeiro, ha sido etiquetada por varios festivales internacionales como cine de filiación gay, lo cual me parece precipitado y reduccionista, teniendo en cuenta que el destino homo del protagonista es apenas una conjetura efímera, la primera caminata de un adolescente ciego que explora su sexualidad, una solución alternativa para escapar de un ambiente familiar castrante, más allá de una posible vocación. Todo ello visto a través de la mirada de un joven realizador que marca su película con una fuerte dosis de optimismo.
Lo que más me llama la atención del filme es justamente ese tono dulce e ingenuo que escapa del enfoque militante de cierta producción LGBTTTI de moda, que en afán de luchar por los derechos de una comunidad sexual históricamente preterida, pareciera —en ocasiones— desear la hegemonía en perjuicio de la norma hétero. En ese sentido la obra insiste en mostrar actitudes discriminatorias desde el entorno escolar, ya que el protagonista no solo encarna la diferencia como handicap sino también como sujeto deseante que aspira al prójimo de igual sexo. Por otro lado tenemos a una madre sobreprotectora que excluye de manera involuntaria al hijo, viendo sólo sus limitaciones, y a una figura paterna, inservible y anacrónica, que no aporta mucho al relato.
El filme nos acerca a la vida de Leonardo (Ghilherme Lobo) y su deslumbramiento por el nuevo compañero de aula, Gabriel (Fabio Audi), por lo que se trata al mismo tiempo de un despertar de los sentidos, me refiero a los sentidos otros, recordemos que Leo es invidente. Este es un elemento de gran interés, pues al margen de los clichés en torno a lo que sabemos de las personas ciegas, el director consigue —después de la correspondiente investigación— construir un mundo verosímil en el que abundan situaciones donde sólo nosotros y los demás personajes vemos lo que el protagonista ignora, lo cual resulta además de coherente, enternecedor en ocasiones, como sucede por ejemplo, en la escena de la ducha cuando Gabriel observa con deseo a Leonardo completamente desnudo y acude de inmediato a disimular su erección con una toalla, signo que demuestra un interés real y orgánico, una atracción legítima  de  este hacia el otro y no una estrategia forzada del guionista.
A estos efectos, uno de los mayores atractivos de la cinta consiste en haber tratado el tema del triángulo amoroso en un grupo de adolescentes, casi niños, pues si bien no es un asunto inédito dentro del cine contemporáneo, estoy pensando en The dreamers (2003), Los tres (2011), Fábula (2011), Les amours imaginaires (2011) y El sexo de los ángeles (2012), por solo citar algunas, nunca  los personajes ostentaron semejante rango de edad. No obstante, los conflictos generados por los celos, así como las habituales piruetas afectivas entre los dos chicos y Giovanna, la mejor amiga de Leo, se veían venir como rasgo inherente a este tipo de relaciones grupales, muy bien graficadas desde el punto de vista visual, donde prima una intención estética análoga a las distintas combinaciones. Lo único que me confunde un poco es el desenlace, que muestra una  historia de aceptación social completamente inesperada por parte de los amigos del colegio, asimilable en el caso de Giovanna, por su cercanía, pero no de los demás chicos. Aquí solo puedo ver el equívoco risueño de un realizador que piensa en la felicidad de los demás, sin detenerse en prejuicios, ni complicaciones, todo lo cual es perdonable sólo por su edad.

Hernandez Rubens

Rubens Riol Hernández          
Crítico Cinematográfico         
Cuba
Licenciado en Historia del Arte (Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 2009). Profesor Instructor de Historia General del Arte y Arte Latinoamericano en el Colegio Universitario San Gerónimo. Ocho años de experiencia como crítico de cine en diversas publicaciones especializadas como: Cine Cubano, Diario del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Cartelera Cine y Video, Cubacine (Portal Digital del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos), Revista Digital Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, Bisiesto (Boletín de la Muestra Joven ICAIC), La Gaceta de Cuba, Juventud Rebelde, entre otras. Miembro de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (filial de FIPRESCI), y de la Sección de Crítica e Investigación de la Asociación Hermanos Saiz. Creador y promotor de los proyectos: Rosebud (Espacio de cine-debate) y Equilátero (Cine-debate por la Diversidad Cultural). Participación en paneles sobre crítica audiovisual e integrante del jurado del Premio de Crítica de la XII Muestra Joven-ICAIC. Graduado de varios posgrados sobre cine y con dos investigaciones en proceso: El desnudo en el cine cubano y La orgía sexual en el cine.

 

   

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